
Cuando menos es más que suficiente: un espacio sereno que deja huella sin alzar la voz
Un fondo para la vida
El proyecto parte de una idea clara: reducir para revelar lo esencial.
La cocina se resuelve como un bloque autónomo y continuo, de bordes curvos, casi topográficos, que se integran con el espacio sin generar fricción. No hay líneas agresivas ni acabados brillantes. Solo volumen y textura.
La isla central no domina, pero sí ordena. A su alrededor se articula la zona de día: comedor, estar, circulación. Todo fluye sin interrupciones.
“Dara es un espacio amable para una vida en marcha.”

Su belleza no está en un elemento aislado, sino en la forma en que todo convive. La proporción de un mueble, la distancia entre planos, la textura que se repite sin hacerse obvia.
“Es un lugar que no exige ser entendido. Solo habitado.”

Materiales que no buscan llamar la atención
La selección material parte de un principio:
Maderas naturales, mármol y textiles. Tonos que respiran calidez. La luz —siempre presente— atraviesa veladuras, refleja superficies suaves, proyecta sombras justas.
Aquí no hay contraste. Hay capas.
Y en esas capas, el espacio encuentra profundidad.



CUANDO MENOS ES MÁS
Dara se despliega como un refugio cotidiano donde la arquitectura se vuelve experiencia. Silenciosa en presencia, sensorial en gesto, profundamente habitable en su esencia.
Proyecto en curso